La niña no se percataba del mundo debajo de ella. Solo tenía el atardecer, los pies en el borde de la azotea y su bolsa donde guardaba un escarabajo de piedra llamado Poe.
Poe alguna vez fue un escarabajo real (no como los inmortales de los cuentos egipcios) que se suicido en un tanque lleno de agua. El agua se volvió verde y cada vez más verde. Poe que aun no tenia ese nombre seguía en el fondo, apenas se veía. Aquel tanque estaba en una casa deshabitada. Las personas tenían leyendas acerca de aquella casa, que si había sido un burdel donde los hombres que llegaban de muy lejos para servirse de alguna mujerzuela eran asesinados y colocados en las paredes. Solo las talegas de cuero de vaca llenas de monedas de oro aun con los rostros de la nueva España quedaban en uso.
Ocurrió un temblor que daño el viejo tanque, derramándose todo aquella agua podrida quedando solo el escarabajo inmóvil en el fondo. La lluvia llevo a unos adictos a refugiarse en aquel lugar, ellos hallaron al escarabajo, le pusieron nombre y se lo llevaron. Ella esculpió a Poe en una piedra mientras el lo sostenía en la palma de su única mano. Dos años pasaron viajando, siendo felices, llevando a ambos Poe en las bolsas hasta que perdieron al real. Ella murió una semana después y el dejo en su tumba a Poe. Cuando Irma dejo flores en la tumba de su padre vio el escarabajo, volteo la mirada y leyó: ves, es el sol estallando pero no podemos oírlo, nunca podremos y cuando la humanidad lo escuche y ya nada importe recordaras que te amo. Irma tomo el escarabajo y se lo regalo a su hija.