Encontré la última entre las hojas del cuaderno, la levante hacia la luz de la lámpara para ver si en realidad era lo que buscaba. Miro con su ojo como mancha lo que creyó era todo y después me vio. Debo admitir que soy caduco lo que me llevo a imaginar que lo que sostenía con dos dedos, que tenía pestañas y parpado y vista pensó en mí como algo divino por ser completo. Cuanta estupidez podía creer entonces y coloque la figura en el hueco que faltaba por determinar la forma de aquellos pedazos de cartón. Todavía era muy niño para tener una mujer en mi cuarto solo por el deseo de mostrarle como si podía armar tal inmenso rompecabezas. Después sin pensarlo abría tiempo para todo lo demás, a pesar de la densidad que latía en las paredes por culpa de su aroma y de mudarse a piel. |
Wednesday, July 20, 2005
151 piezas
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