Dos veces más que cualquier persona. De vida tan rápida que siempre terminaba en la cama y cerrar los ojos para ver girar la oscuridad. Esta que siempre detenía el tiempo.
En un lugar para apilar libros, música y olores viejos. Donde duelen los huesos, se estiran los músculos, hace falta gravedad y grandes hoyos en el cielo son el cielo. El reloj humano continúa y yo estoy detenido en mi molécula alcalina de litio. Ahí confieso mi plan de asesinar nuestro mundo. Electrocutarme concientemente para eliminar recuerdos con cargas producidas de agua y tierra. No quiero salir de aquí.
Las manchas del techo se mueven, puedo verlas a pesar de la oscuridad. Evelyn esta sobre mi; sus ojos están sobre mi. ¿Duermes? Me pregunta. Y señala hacia el monumento. La sigo con la mirada en un acto que sucede repetidas veces. Sin embargo ella nunca es la misma.
Luces cromadas escapan del encierro. Haces despuntados para ingerir. Considero que el efecto pasara pronto, pero dura lo que un péndulo.
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