Los cursos fueron abiertos desde la llegada de las video caseteras en formato beta a las tiendas y de ahí, su compra directa de contado o a crédito por alguien de mi hogar.
A los 8 años acompañaba a mis hermanos a rentar películas al videoclub que nos quedaba a cuadra y media. En esa época todo estaba cerca e irónicamente ahora que vivo en otra parte las cosas me siguen quedando cerca. Para corroborar estos datos puedo decirles que mi dirección anterior era av. Central y 1ª sur; y hoy es 15 pte. y 12 sur. Me gusta vivir en el primerísimo plano.Mis hermanos utilizaban un método eficaz para rentar películas. Del cual dependía la habilidad como lector para reconocer si la película que se rentara era buena o mala, de acción o de terror, de drama o comedia. Al final de una tarde dedicada a escoger que nos llevaríamos del videoclub regresábamos a casa y después de llamar a todos para reunirse en la sala a ver la película, y de rebobinar la cinta, la veíamos.
En ese entonces creí que todo el cine era igual, que solo me servia para aprender ingles y entretenerme. Aunque para algunos continúa siendo solo eso.
Todo cambio el día que cumplí 9 años. Como regalo llegue con mi hermano a rentar películas y yo seria quien decidiría que nos llevaríamos. Mi lógica de niño y mis lecturas (comics) me llevaron a escoger una del Santo.
Meses después del cumpleaños y ya graduado en el alquiler de películas rente una de terror que llevaba por nombre Alarido. Un titulo sublime para algo de ese genero y con una fotografía en la portada que me hizo sentir frió. También recuerdo que un tiempo después un primo analfabeta llego a vivir a la casa y como novatada lo llevamos a rentar. Ese día el escogió la película. Fue esa tarde que vi Metrópolis.
De esa manera a mis 10 años ya sentía tener bases sólidas sobre el cine. La acción mítica del Santo, el suspenso de Alarido, el drama y la ficción de Metrópolis; del romance y la comedia puedo decir que son algo que siempre he tenido en mi vida e incluso podría prescindir de ellos.
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