El tórax se había descongelado. El sol de las 12 p.m. El recipiente se lleno de sangre caliente. Un corazón opaco flotaba. El olor me contagio de asco. Puros retazos de piel, huesos, carne pálida entre las costillas. Todo dentro de una bolsa transparente. Sujete las costillas con ambas manos. Utilizo la bolsa que las cubría, como guantes. Quise separarlas. Las costillas laceraron la bolsa. El olor se volvió parte de mí. La sangre se desato en mis manos. El corazón volteo a ver que pasaba y continúo navegando.
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