Saturday, October 27, 2007

Resumen de actividades del periodo Julio – octubre

Primero de Julio

Viaje a comunidades dentro del territorio de mi estado, transborde en autos donde es imposible mirar hacia atrás. El camino y su fin nunca parecieron importantes hasta hoy que recuerdo la carretera ascendente; construida por la civilización mas avanzada del universo. El auto avanzaba como un juego de serpientes y escaleras. Y se detenía para que alguien en medio de la nada lo tomara con el deseo de llegar a su destino. En esos días, solo la niebla me tomaba por sorpresa.

Se que mi lugar en el mundo no estaba ahí. Sin duda mis mejores recuerdos son aquellos árboles que pueden verse en lo más alto de un cerro. Esa era la señal de que pronto volvería a casa.
Dicen que por esos lugares se han cobrado vidas. ¿Que no tuvo la mía? Imagine un accidente originado por esos seres que llaman a la niebla. El conductor sorprendido por un profundo color blanco. Sin saber por donde caíamos o con que nos incrustábamos. De que serviría. La muerte ya había sido vista por los elegidos en las entrañas del banco de niebla.
Una manifestación poco común detuvo el coche. El chofer pensaba en voz alta: porque me detuve, de aquí ya no salimos vivos. Aquellos hombres rodeaban el auto, pasando el filo de sus armas sobre los costados. Nadie los veía a los ojos. El ruido de las hojas metálicas rayando la pintura fue para algunos la agonía de saber que pronto íbamos a morir y se sentía hasta los huesos.

Describí algo bello en un cuaderno pequeño y de pasta verde que olvide en el ultimo pueblo donde llegamos. No recuerdo que era, voy a pensar que era ella. La mujer de vestido largo que no se le notaban los pies y soñaba constantemente al caer dormido en el piso de ese lugar.
Las personas fueron muy amables, nadie tomo tantas molestias a un grupo de personas desconocidas. Yo creo que alguien les dijo que llegamos a ayudar. Esa tarde algunos se unieron a mi para ver las casas, la gente, el terreno, tiendas para abastecernos y probables lugares o personas que guardaran historias ocultas.
Remo, un hombre de más de 50 años me encontró buscando algo especial en un camino que llevaba a otro pueblo. El fue quien me dijo que ese lugar fue muy rico en plantaciones de café pero que un día todo murió y tuvieron que llegar nuevas personas al pueblo, familias valientes que no temían un destino similar. Apuntando con su dedo índice me enseñaba los límites del pueblo, y las zonas más importantes. Un dato muy especial fue que no tenían un solo templo que indicara algún rastro de fe.
Me vio a los ojos y me pregunto: ¿tú que vienes hacer aquí? No quise mentirle, sabia que no tendría caso hacerlo. Sentía como buscaba la verdad, éramos extraños pero eso no significaba que no fuéramos honestos. Entonces hable: mi nombre es Javier, y estoy aquí porque busco experiencias distintas para escribirlas en cuentos o en una novela. Además de donde vengo esta lleno de cosas que me hacen recordar y ya no quiero tener solo esas memorias. Pienso que mi cerebro es tan vasto que podría almacenar varios mundos dentro de el. Llegar aquí y el camino hacia aquí es solo el comienzo.

Al oscurecer regrese a donde nos darían hospedaje. Me encontré con que todos se habían hecho de un espacio en el suelo del cuarto. Yo hice lo mismo pero, tome el lado donde estaba la única ventana. No era una gran vista la que tenía, en la horizontal el paisaje era una casa donde la familia veía televisión por las noches. Me entere por las noticias de ese horario de que no tenía porque imaginar más muertes. En la vertical lo de siempre: el cielo azul distante, llamadas de auxilio que llegan tarde brillan tenuemente.
Es otro día y soy el primero en saberlo ya que no pude dormir una sola hora. Un vigía esperando la respuesta de algún dios entre tantas cosas que se piden a la noche.

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