En muchos colegios estaban ya de vacaciones y había como un millón de chicas esperando a su pareja: chicas con la pierna cruzada, chicas con la pierna sin cruzar, chicas con piernas preciosas, chicas con piernas horrorosas, chicas que parecían estupendas y chicas que debían ser unas brujas si de verdad se les llegaba a conocer bien. Era un bonito panorama, pero no sé si me entenderán lo que quiero decir. Aunque por otra parte era también bastante deprimente porque uno no podía dejar de preguntarse qué sería de todas ellas. Me refiero a cuando salieran del colegio y la universidad. La mayoría se casarían con cretinos, tipos de esos que se pasan el día hablando de cuántos kilómetros pueden sacarle a un litro de gasolina, tipos que se enfadan como niños cuando pierden al golf o algún juego tan estúpido como el ping-pong, tipos mala gente de verdad, tipos que en su vida han leído un libro, tipos aburridos…
El guardián entre el centeno – J. D. Salinger
2 comments:
No todos son así, ni todas las muejeres igual... ay sus exepciones, pero a lo que te refieres es feo ver que así terminan (algunas personas), sólo así aprenden, la experiencia es la escuela más grande para tomar decisiones.
estoy de acuerdo, aunque a veces las emociones nos confunden y no le hacemos caso a nuestra experiencia.
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