Saturday, September 03, 2005

Lullaby

…y de ahí, la luna extendida a sus anchas va convirtiéndonos en simples recuerdos.
Luís Daniel Pulido
Es el mismo hogar viejo que a veces olvida. Un ratón se curte de aceite dentro de una botella, las cucarachas bailan en los sartenes, nada se escucha alrededor, un viejo se toma con su mano izquierda tapándose la boca, sus ojos están fijos en ningún punto haciéndose preguntas, camina en círculos sin detenerse todo el día. A veces los días se le olvidan en sentarse a buscar en un cuaderno lleno de nombres que ha escrito durante meses, el de ella.
La misma imagen de fotos clavadas a las paredes le susurra cuanto la amo, entonces ve la puerta del cuarto semiabierta, se acerca, apenas lo que alcanza a ver le basta para continuar preguntándose, llenarse de miedo, olvidar lo que hace unas horas aquella imagen le confeso y dormir. Un agudo dolor en el estomago lo hace despertar, le lleva media hora encontrar la cocina y darse cuenta que no hay nada para poder remediar su hambre, comienza a reírse a carcajadas hasta quedar tirado en el piso de tanta ironía.
Hay un cadáver femenino sobre la cama de aquel cuarto. Es una anciana hermosa que no olvida estar muerta, pero todas las noches sigue cuidando de aquel viejo y recordándole a su enferma mente todo lo que vivieron pues así lo prometió. Todos los días 19 de un mismo mes el viejo llega al cuarto sin saber que día es, cambia de ropa a la anciana y la ve completamente hasta que llega la noche, entonces la luna siempre esta llena, cae sobre ellos, recuerda quien es ella, su nombre y le promete no olvidarlo.

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