Saturday, December 10, 2005

El àrbol y El reflejo

El árbol
Descendió por aquel valle una tarde, se golpeo con rocas, desprecios, un animal apestoso la mastico, la escupió, continuo rodando hasta encontrar tierra húmeda, inhalo, sintió el sol que ese día era mas erguido que nunca (solo había sombras de otras semillas y hojas de árboles viejos alrededor) a ella sola iluminaba.
Dicen que sus padres la arrojaron, otros mencionan que ni siquiera supieron de lo que habían hecho, o quizá alguien la robo para luego abandonarla.
Era un día lejano y ventoso cuando los demás árboles agitaban sus ramas, se jactaban de su belleza, de la admiración que representaban para los humanos, que seguido visitaban aquel valle, cuando el sol se levanto como hace años y ensombreció aquel valle pero, solo un árbol era el único iluminado para que todos vieran sus tumores, aquellas raíces que simulaban una boca gritando piedad, con hojas mas verdes que cualquier otro y la tierra alrededor húmeda siempre húmeda.
Nadie se acercaba a el, los niños gritaban al verlo, los hombres querían talarlo, las mujeres menstruaban, algunos animales temían, otros llegaban a morir ahí a que la tierra y las fauces del árbol los devorara.
Esta escrito que el día que aquel árbol dio frutos como nadie en mucho tiempo lo había hecho, los demás árboles lo odiaron, que un hombre creo una herramienta, quiso talar el árbol, que una mujer corría tratando de contener la hemorragia con sus manos, aquel hombre la vio, sintió, tiro la herramienta fue tras ella y la tomo varias veces hasta detener la hemorragia que había dejado un camino rojo, como el fruto del árbol, un niño recorrió aquel sendero de sangre, los vio fornicar y se hizo viejo.
Ya nadie se acercaba al hermoso valle por temor a ese árbol, ya el sol nada mas lo iluminaba, todo lo demás era gris, lleno de bestias que construían nidos con los demás árboles alrededor, el árbol daba frutos todos los días, a cada instante sin detenerse, el valle se inundo de un fruto que nunca se descomponía, luego llego hasta la morada de los hombres, los inundo, ya no había alimento, no caía nada del cielo, no brotaba el agua de las rocas, no existían opciones tenían que comer el fruto se decían entre ellos, un hombre mato a otro hombre por darle de comer a su familia con el fruto.
Primero usaron a los animales, algunos primates crearon guerras y conquistaron tierras áridas, le dieron sentido y valor a objetos inertes, otros crecieron fuera de su estado natural les salieron patas, luego alas, se fueron a comer carroña, evolucionaron.El hombre comió la fruta, sacio su sed, su hambre, no así su lujuria, hicieron danzas, construyeron templos, se mintieron entre ellos, quisieron tener mas árboles como ese pero, no pudieron.
El árbol agita sus ramas imponente, crece, tiene nuevos tumores, sus raíces gritan mas alto, el mundo sabe de el.
El reflejo
Alrededor del reflejo, Mario corría siempre con el deseo de que su imagen se perdiera. Era un corredor de 100 M. Todos los días se despertaba a la mitad de la madrugada, sin importarle el sueño, el frió, los deseos de su madre de verlo asistir a la universidad. El solo quería correr y algún día ganar.
Una madrugada salto de la cama apenas eran la 1:30 pero, el deseo de correr siempre fue mas importante que el descanso, no existe tal sino hasta la muerte se decía para justificar que poco a poco se iba destruyendo, sus ojos eran dos huecos profundos, grises, su cuerpo flaco necesitaba alimento, no solo agua, todo sus esqueleto era marcado por su piel, que apenas cumplía sus función, quizá por eso el frió era una constante en su vida.
Salió de su casa, camino un rato, la oscuridad no se iba aun, esa madrugada no estaba estrellada, ni tampoco habían nubes, postes con focos de luz amarilla, eran un paisaje constante en su trayecto hasta llegar a su destino, una polilla lo seguía esa noche, la vio varias veces sujetándose en lo alto de los postes, donde la luz nacía, con sus patas delgadas y su cuerpo alarvado.
Al llegar a aquel parque, después de caminar por ½ hora, de hacer su rutina de calentamiento, comenzaba a correr sin detenerse alrededor del reflejo, que le mostraba una mejor vida llena de triunfos, de glorias alcanzadas por el gracias al atletismo, aquello que veía lo hacia feliz, sonreía a pesar del dolor en todo su cuerpo, del hambre, de su falta de condición. Era casi el amanecer, ahora el reflejo era mas fuerte, Mario daba su penúltima vuelta, sin percatarse que aquel insecto con ojos en las alas había estado en su hombro, esperando que el reflejo le mostrara a Mario el momento de su polinización, sin embargo no fue de esa forma como el reflejo le presento a Mario ese instante cuando la picadura atravesó su piel.
El colmoyote voló y el reflejo le enseño a Mario aquello de un tamaño inimaginable, que lo abrazaba con sus alas, lo besaba hasta que su lengua depositaba billones de larvas dentro de el, para luego dejarlo, Mario comenzó a tratar de vomitar pero, no podía y al ver hacia el reflejo este era de el abriendo su propio estomago con sus manos, Mario se derrumbo viendo hacia aquella laguna hasta que su imagen se perdió.

1 comment:

Amarantha Vázquez said...
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