Tuesday, December 20, 2005

Landscape


El mar me devuelve a ratos a la tierra. Se ha convertido en una marea baja, me hace llorar, busco que regrese, cuando mas oscuro, lejano e ilimitado es. Espero por meses su regreso sentado en la arena, el sol ampolla mi piel, la seca, hasta que llega y no vuelve por mí. Hay miles como yo en la orilla, que podía hacerme pensar que me llevaría otra vez solo a mí.
Cuando anochece el fuego, las sales, la arena se funden en bailes rituales, mientras mis ojos arden, mi estomago crece, no quiero rituales, ni mas comida. Me dirijo a la orilla a la marea alta que alcanza a apagar unas fogatas, que detiene rituales, llego a ella con los pies hundidos sobre arenas movedizas, vomito sin pecados, ahí se van los pecados. Gritos, pienso que alguien me vio y ahora vendrán a golpearme por lo que hecho o a darme un sermón pero, no hay nadie alrededor, nada mas unas manos se agitan lejanas, alguien se ahoga, no pienso voy por ella o el.
El mar te da todo, hasta una muerte compartida.

2 comments:

Amarantha Vázquez said...
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